Buenos días:
RockBotic sigue creciendo. Os presento el articulo en el que aparecimos el pasado 5 de febrero, espero que os guste.
«05-02-2015
Niños y jóvenes aprenden robótica en “El Hombre de Hojalata”
Este taller está situado en el número 16 de la calle de Francisco Cabo
Los dibujos del logotipo que hay colgado en el número 16 de la calle de Francisco Cabo ya invitan a imaginar lo que hay más allá de las puertas de esta antigua cerrajería del barrio, que hoy convive con un centro de enseñanza de robótica educativa, programación de videojuegos, y diseño e impresión 3D.
Ordenadores, cortadoras de vinilo, cortadoras láser e impresoras 3D son algunas de las máquinas que reciben a aquellos que se adentran en “El Hombre de Hojalata”. Así es como David Moreno, impulsor de esta novedosa iniciativa, ha bautizado a un taller que está en funcionamiento desde el verano pasado y que aspira a convertirse en fab lab o, lo que es lo mismo, en un centro de fabricación e innovación a pequeña escala, equipado con máquinas de fabricación digital y tecnologías para la producción de objetos y aparatos electrónicos.
Sus propias hijas actuaron de fuente de inspiración de un proyecto denominado “Rockbotic” que, además de ofrecer cursos tecnológicos en ese laboratorio oculto del distrito, se dedica principalmente a la formación a través de actividades extraescolares de robótica y diseño de videojuegos, que se ofrecen en colegios de la Comunidad de Madrid y de Salamanca, donde la empresa tiene en funcionamiento otra sede educativa.
“Como todo padre me preocupo por la educación de mis hijas y pensé que era bueno que utilizaran la tecnología de una forma diferente a como lo venían haciendo hasta entonces, puesto que tan sólo eran protagonistas pasivas de la tecnología”, explica David Moreno. Así es como vio la luz hace tres años la experiencia piloto que se llevó a cabo en el CEIP Tomás Bretón. En el curso 2012-2013 comenzaron a desarrollarse en el colegio actividades extraescolares de robótica y diseño de videojuegos de la mano de expertos en tecnología, unas clases que pronto se extendieron a otros centros educativos hasta impartirse en la actualidad en un total de 25 colegios de la Comunidad de Madrid y 17 de Salamanca.
En dichos cursos, los alumnos comienzan aprendiendo fundamentos básicos de programación y de electrónica, para poder desarrollar más adelante los proyectos propuestos por los profesores. El impulsor de la iniciativa señala: “Trabajamos en grupos de tres y cada persona asume un rol en el equipo, que cambia a lo largo del año: son un jefe de equipo, un programador y un constructor”. Este reparto de tareas es beneficioso para que el estudiante aprenda a trabajar en equipo y sepa que la fuerza del grupo es más importante que toda individualidad, para que el trabajo llegue a buen puerto.
Además de potenciar esa cualidad, se intentan fomentar otras como la creatividad de los más pequeños. En palabras de David Moreno: “Estamos preocupados por algunas competencias que no se potencian tanto en la escuela como deberían, como es que los niños por naturaleza son creativos y somos los adultos los que a veces los limitamos”. En este sentido, cuando los alumnos ya han hecho muchos proyectos guiados se les deja que piensen y propongan ellos mismos sus propios proyectos, de forma que se les enseñe después a construirlos.
Autodescubrimiento y libertad son, por tanto, las señas de identidad de una metodología educativa que también ha llamado la atención de algunos ayuntamientos, como la Concejalía de Juventud de Las Rozas, donde se imparten diferentes talleres. En total, 1.300 niños aproximadamente pasan semanalmente por los cursos que se imparten en los colegios.
De cara a un futuro no muy lejano se espera que este innovador concepto de aprendizaje siga creciendo con éxito en la Comunidad de Madrid y que pueda aplicarse en otras regiones del territorio nacional. Todo aquel que desee aprender de esta rama tecnológica, independientemente de la edad, puede acudir a “El Hombre de Hojalata”, donde niños y jóvenes se unen para convertirse en creadores de sus propios sueños.
Raquel Frutos
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