El día que llegamos y estaba la alfombrilla del abecedario robótico en el suelo, todos nos sentimos entusiasmados. Tal fue la emoción, que hubo que colocar de nuevo las tarjetas de la alfombrilla. Pronto, cada uno de nosotros identificó “su letra” en el suelo, incluso antes de explicar en qué consistía el primer juego de la sesión.
Así que explicamos rápidamente el concepto de “inicial” de un nombre, e hicimos una primera ronda de programación de nuestra abejita, Amarilla Rayas, en la que la llevábamos a nuestra inicial. A continuación, y a petición de los alumnos, cada uno programó a Amarilla para deletrear su nombre completo.
Para terminar con la programación, jugamos al veo-veo robótico. Pensábamos en algo que hubiera en la clase y llevábamos a la abejita hasta la letra con la que empezaba. Así tuvimos que averiguar palabras fáciles como silla, juguetes, mesa y percha, y otras que nos costó más adivinar, como radiador y ajedrez. ¡Y eso que las piezas del ajedrez son enormes!
Por último, dedicamos unos minutos a dibujar la tarjeta del robot con nuestra inicial y a escribir 5 palabras, una con cada letra de ROBOT. ¡Y nos sirvió para confirmar que somos unos artistas! He aquí el resultado.
